Bienvenida

Publiqué este blog como un ejercicio en un curso de estos de “formación permanente”: las cien horas que hay que hacer para tener sexenios. Nunca me pareció serio. Siempre pensé, además, que el sentido de un blog para comunicarse con ocho alumnos, a los que ves cuatro horas a la semana, es muy discutible… Lo que tenga que decir, o hacer, o exigir, lo puedo hacer mejor y más cómodamente, cara a cara. Aún más, comparto a medias la opinión, que alguna vez oí, de que un blog es una muestra y una obra de egolatría –aunque no fuera mi caso. Y para acabar, no tengo cuenta en ninguna red social –ni facebook, ni twitter, ni tuenti. También prefiero, a los pocos amigos que tenga, tenerlos cara a cara.

Subí al blog lo exigido, los cuatro cachivaches –gadget- que “la casa” provee. Y así ha estado, apenas sin usar todo este tiempo. Aún así, las entradas están etiquetadas: si algún alumno quiere buscar información relevante o material específico para su curso, puede picar la etiqueta correspondiente.

Ahora, y a pesar del pudor que me provoca esta decisión (por aquello de la egolatría), en vez de borrarlo, he pensado en utilizarlo para publicar lo poco que tenga que decir: mis opiniones sobre la educación, sobre lo que me sucede como profesor (educador, como se dice ahora), lo que me sugiere lo que leo sobre educación… Iba a escribir que no creo que estas opiniones importen a nadie…, lo he escrito, y escrito queda; pero tampoco me importa, o mejor: menos me importa eso. El imposible anonimato –el propio vehículo, y las técnicas de búsqueda en él, lo impiden- me da la falsa confianza que preserva el pudor que antes confesaba.

Después de esta declaración de principios, iré pues subiendo esas opiniones. La primera entrada es la propia crítica al rimbombante título de este blog: " ¿Conocimiento y entorno?... ¿Qué entorno?". Luego vendrán más.

lunes, 9 de diciembre de 2013

Voluntad política


Este era el lenguaje de finales de siglo (XX): no faltan medios para hacer “lo necesario”; hay otros valores e intereses; o peor: faltan ganas, o fuerzas, o decisión, o…; en fin, voluntad política.
Las grandes cuestiones en educación son siempre voluntad política. De hecho, a nadie le importa la educación, ni siquiera la de sus hijos: desean que sus hijos estén mejor adiestrados que el resto para competir en la vida.
He leído últimamente dos artículos en una Revista de Educación (yanqui-hispano-americana, en los tres idiomas, inglés, español y portugués). Y hemos expedientado a dos alumnos de 1º de ESO en el IES –apenas llevan dos meses y medio en el centro. Por los motivos que en cada caso explicaré, todas estas circunstancias refuerzan mi convencimiento: “habría que querer”.
Como será una explicación larga, la voy a dividir en partes: dedicaré una entrada a cada artículo, y otra más a los expedientes disciplinarios de los alumnos.

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